¡Feliz Navidad!
Puede parecer ya extraño que actualice con tan pocos días desde la última entrada, pero si este blog es un poco desastre, es porque unas veces pasan meses hasta que actualizo y otras, pocos días. Perdonad que tenga esta falta de constancia, pero es que quería compartir un par de cosas con vosotros.
En primer lugar, para hablar sobre la oración de Taizé del miércoles pasado.
Muchísimas gracias por haber organizado ese encuentro, ese ratito especial de oración que pudimos compartir.
Fue como volver a estar allí. Tan sólo tenías que cerrar los ojos, y dejar que las canciones sonaran dentro de tu cabeza, y que las distintas voces se unieran a tu alrededor, sentir los pies descalzos, y un ambiente de paz, de tranqulidad, sentir a Dios.
Pude trasladarme 1500 kilómetros y estar allí otra vez, en esa iglesia rodeada de personas de todo tipo, que vienen de cualquier sitio que te puedas imaginar, con las que a pesar de no conocerlas estás compartiendo algo impresionante...
Muchísimas gracias por hacerme recordar una de las mejores experiencias de mi vida.
Y por otra parte quería compartir con vosotros estos días de Navidad, que los he pasado en familia. Tan solo han sido el 24 y el 25, que he estado entre tíos, primos, tíos-abuelos... y desde luego recibí muchísimos regalos que no fueron de esos que se envuelven con papel y un lazo.
Poder abrazar a los que no veía desde hacía mucho, escuchar las mejores historias de los más mayores, pasar una noche de risas con una prima, emocionarnos todos viendo fotos antiguas, y haciendo presente a los que faltan...disfrutando de las cosas verdaderamente importantes.
Supongo que todos habeís experimentado algo parecido , y si no, fijaros a partir de ahora, buscad esos momentos en los que estos días, Dios se ha hecho presente. Porque esos son con los que hay que quedarse, los que te hacen sentirte como en casa aunque estés a mucha distancia de la tuya.
Un beso :)
En primer lugar, para hablar sobre la oración de Taizé del miércoles pasado.
Muchísimas gracias por haber organizado ese encuentro, ese ratito especial de oración que pudimos compartir.
Fue como volver a estar allí. Tan sólo tenías que cerrar los ojos, y dejar que las canciones sonaran dentro de tu cabeza, y que las distintas voces se unieran a tu alrededor, sentir los pies descalzos, y un ambiente de paz, de tranqulidad, sentir a Dios.
Pude trasladarme 1500 kilómetros y estar allí otra vez, en esa iglesia rodeada de personas de todo tipo, que vienen de cualquier sitio que te puedas imaginar, con las que a pesar de no conocerlas estás compartiendo algo impresionante...
Muchísimas gracias por hacerme recordar una de las mejores experiencias de mi vida.
Y por otra parte quería compartir con vosotros estos días de Navidad, que los he pasado en familia. Tan solo han sido el 24 y el 25, que he estado entre tíos, primos, tíos-abuelos... y desde luego recibí muchísimos regalos que no fueron de esos que se envuelven con papel y un lazo.
Poder abrazar a los que no veía desde hacía mucho, escuchar las mejores historias de los más mayores, pasar una noche de risas con una prima, emocionarnos todos viendo fotos antiguas, y haciendo presente a los que faltan...disfrutando de las cosas verdaderamente importantes.
Supongo que todos habeís experimentado algo parecido , y si no, fijaros a partir de ahora, buscad esos momentos en los que estos días, Dios se ha hecho presente. Porque esos son con los que hay que quedarse, los que te hacen sentirte como en casa aunque estés a mucha distancia de la tuya.
Un beso :)