"Para la sal y la luz"

¡Hola!
En primer lugar, perdonad por el ritmo de actualizacion ultimamente..que con todo el rollo de las anginas me he dejado un montón de cosas en el tintero.
Entre ellas, Pentecostés y el día agustiniano...

Así que hoy, para ponerle un poco de remedio, dejo un texto que me llegó ayer de JL que escribió después del fin de semana en el Escorial:


Para la sal y la luz

Os confieso que estas palabras no las he escrito en El Escorial, sino ya de vuelta, pero “para la ternura siempre hay tiempo”. El frío y el horario madrileño me ha dejado poco tiempo para todo, pero me prometí a mí mismo que lo haría.
En estos días en los que ya parece que ese pequeñito sueño se acaba empiezan a surgirme las ideas y dudas, algo así como una evaluación del tiempo. Quizás por la dedicación me esté fijando más.

A principios de curso, Román, María y Ángel decidieron enseñaros una serie de valores, y además Vivi, Avi y yo nos sumamos para llevarlos a la práctica. No pensé en ningún momento que las cosas irían, ya de qué forma quedaba más lejos. Pero han funcionado. Sois aún “pequeñajos” para daros cuenta, pero como decía una de las estaciones del via lucis del sábado, “aprenderás”.

Amistad, interiorismo, búsqueda de Dios, cercanía, experiencias emocionantes... son algunos de esos valores. Pero me gustaría destacar dos especialmente:

-Habéis aprendido a amar. No es tan fácil como lo pintan, sobre todo llegar a comprender el amor fraterno, que es un concepto raro, pero cuando después de echaros la bronca por la noche (merecida por lo general) volvemos a ser esos monitores locos que sólo hacemos locuras (de Dios o no) os demostramos ese amor. Vaya tontería, ¿no?

-Pero también habéis aprendido a ser felices. Quizás la felicidad verdadera no os haya llegado, o no creáis que es así, pero hacéis un mundo muy grande con cositas muy pequeñas. Un abrazo gratis que te hace sentir algo entre vosotros y el resto, un besito cariñoso en mejillas que han conocido muy poco, un simple “hola qué tal” o esas sonrisas que quiero conservéis siempre, porque en mi caso estoy falto de sonrisas... y... me convertís en ese niño que jamás tuve la oportunidad de ser.

No podría pasar una intervención sin recordaros algún ejemplo de alguna canción: “Voy abriendo caminos para encontrarte, y en este mundo perdido también hay buenos amigos”. Reíd, llorad y... si sentís ese escalofrío especial del que Román habló... allí estáis todos.

Gracias pequeñajos/as!!

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Nada más! muchas gracias por estas colaboraciones :)
con muchisimas ganas de volver con vosotros... :(*

Un beso.