
Hace un día que volvimos de Quintanar de la Sierra. Y mirando las pulseritas de trenzas que nos intercambiamos allí y leyendo el diario del campamento, me vienen a la cabeza un montón de recuerdos de todos esos momentos que hemos pasado en doce días perdidos por ese pueblo de Burgos...
Y es que hoy, levantarme sin oir las canciones de "Estamos" o de "Este verano te vas a enamorar" no ha sido lo mismo...incluso me ha parecido extraño no dormir buscando bichos o sapos. Nadie ha bendecido la mesa con la canción de "tengo un hambre atroz" mirando a Rubén, y al abrir la nevera y ver la leche Puleva y el ketchup Heinz...me he preguntado que habrá sido de la leche Gustosa y el Celorrio...
Ahora, al sentarme frente al ordenador para pensar como escribir esto, es muy difícil plasmar todo lo que he sentido en estos días. Porque ha habido muchísimos momentos especiales en los que creo que todos hemos sentido a Dios más presente que nunca.
Por ello, no puedo dejar de dar las gracias a todos los que habeís hecho que este campamento haya sido increíble...
Porque somos Tierra, Fuego, Agua, Aire y Corazón; somos Málaga, Madrid y Salamanca unidos en uno. "En un solo corazón y una sola Tierra"
Y hoy no solo es especial el día por eso. Si no porque también, hace justo un año, tenía estos mismos sentimientos. Acabábamos de volver de Navaluenga y necesitaba compartir la experiencia tan increíble que había tenido no solo durante aquel campamento, también durante el resto del año, y de ahí surgió este blog.
Así que gracias a todos los que os meteís aquí, los que comentaís y los que habeís hecho que este blog haya crecido de esta manera, y que un año después siga más vivo que al principio.
Un besazo.